Friday, 26 April, 2024

CUANTO SE VIVE LEJOS DE MI PAIS Segunda parte


Nunca pensé que podría vivir una pandemia de ésta índole lejos de mi país. Una cuarentena en soledad.

Fueron días de mucha euforia y entusiasmo los que me permitían disfrutar de mi estadía en la ciudad de Alicante. Había regresado a mi club “Runners Montemar” para entrenar y prepararme a correr los 21 kilómetros en el <Maratón del Mediterráneo Alicante- Santa Pola>.

El reencontrarme con mis compañeros de running y compartir reuniones y carreras fue una de las tantas cosas que me motivaron a seguir en la paradisíaca ciudad ibérica. Con la mala suerte de no poder correr la maratón, debido a un desgarro en mi pierna izquierda. Lo que me llevó a estar tres meses en reposo. No podía creer lo que me había sucedido. Vine correr un maratón y me lesiono en una carrera de 10 kilómetros, que participé en el Altet.

Carrera del Altet

Un pueblo cercano a la ciudad, pero con subidas muy pronunciadas. No corrí el maratón, pero participé en la organización del evento. Lo que significó otra experiencia importante en mi currículum como deportista.

Mientras esperaba la publicación de mi libro, pasaron muchos acontecimientos, de los cuales no me perdí ninguno. Diciembre fue un mes muy activo. Ya el frío se hizo presente, aunque el clima en el sur mediterráneo es muy agradable todo el año. Las temperaturas no bajan en el día de los 15º, lo cual se disfruta del sol y ese mar mediterráneo que nada lo reemplaza.

Me angustiaba el saber que llegarían las fiestas de fin de año y no estar con mis afectos. Era mi elección. Todo pasaría rápido y una vez presentado el libro regresaría en marzo a Mendoza, me lo decía a mí misma. Contaba con la compañía de mis amigos argentinos y uruguayos, la mayoría. Fue con los que tuve una mejor afinidad. En todo momento, no dejaba de preguntarme ¿porqué estoy aquí?

Llegada de los Reyes al puerto de Alicante

Pasaron las fiestas y otros tantos acontecimientos me dieron la posibilidad de conocer aún más las tradiciones de la Comunidad Valenciana. Como, el Año Nuevo, donde se comen las doce pasas de uvas pidiendo deseos, con el sonar de las campanas. O la Cabalgata de los Reyes Magos, un espectáculo precioso muy emblemático en todas las ciudades de España.

Ya en diciembre, se escuchaban noticias relevantes sobre la llegada del Covid-19 originado en Wuham. Noticias a las que no le dimos tal importancia, se trataba de algo lejano y no traspasaría fronteras, es lo que se creía.

Sin embargo, las noticias sobre Wuham eran una constante en los medios de comunicación, lo que resultó ser una preocupación para todos.

Wuham origen del covid

No obstante, continuaba con mis proyectos, sin mirar más allá de lo que podría pasar, aunque evaluando mi situación. Estados de angustia me invadían de forma permanente. Me distraía con mis cursos de formación. Todo me parecía interesante de realizar y me servía para todo lo que pretendía emprender en un futuro. Sin descartar en afianzarme en un trabajo estable que me permitiera mantenerme en esta ciudad. Lo cual no se presentaba como algo fácil de concretar. Muchas posibilidades y propuestas me llegaban, todas a confirmar. El desempeño como asesora en comunicación y publicidad, fue lo que más resultó.

El covid bloqueó todo proyecto, todo desarrollo personal. Fue un efecto dominó, en el que nos perjudicó a todos, en general. Las intenciones pasaron a un segundo plano. No podía viajar a mi país, por lo tanto debía esperar con mucha paciencia. Lo que estaba en juego era lo que se aproximaba.

El 11 de marzo la enfermedad se hallaba en más de 100 territorios a nivel mundial. Fue reconocida como una pandemia internacional. La rápida expansión de la enfermedad hizo que la OMS (Organización Mundial de la Salud), el 30 de enero la declarara emergencia sanitaria de preocupación internacional.

Primeras imagenes del covid en Europa

El 14 de marzo, el gobierno español, declara el estado de alarma, en respuesta al número creciente de casos de Covid-19. La OMS, había anunciado en su momento que el Covid-19, sería el nombre oficial de la enfermedad. Para la Real Academia Española la Covid-19 es el acrónimo, en inglés, de enfermedad por coronavirus de 2019.

Recuerdo que ese fin de semana fue el último de haber estado en la playa junto a mi amiga Agustina. Después de haber hecho senderismo nos fuimos a la playa de Postiguet a elongar, sin presentir el cercano confinamiento. Desde ese día a ella nunca más la vi. Estas son otras de las cosas que genera una estancia inestable en otro país. Te brinda la oportunidad de conocer mucha gente, de todas partes del mundo. Quedan como fotografías para el recuerdo. No todo depende de uno para poder establecerse en un lugar o ciudad en el exterior. Hay que estar muy convencido esperando que las cosas se den a favor o tener un motivo primordial para tomar la decisión de quedarse.

La explanada alicantina desierta

Admiro España porque se vive en un primer mundo: con seguridad, con estabilidad económica, sin “inflación”, todo es futuro, totalmente actualizada en todo. Muy racional, sin nada de mediocridad. Es tanto lo que ofrece para perfeccionarse, que hasta llegué a pensar que mi cerebro no daría para tanto. Todo funciona, impecable en su arquitectura, en su paisajismo. Todo encanta. Aunque su gente tiene una forma de ser muy peculiar. Creo que ese individualismo que los caracteriza debe ser como una defensa ante tantos inmigrantes que los invaden día a día.

EL CONFINAMIENTO

El domingo 15 de marzo al despertar, me sorprendió la quietud en las calles. Todo se presentaba como una ciudad desierta. A las 00:00 horas entró en vigor una de las medidas de emergencia para reducir el contagio. La cuarentena nacional estaba confirmada. Lo que significaba quedarse encerrados dentro sus casas, sólo salir a comprar alimentos, farmacias, ir a trabajar u otra emergencia. Estas restricciones incluían todo lo relacionado a eventos sociales, culturales y otras con el fin de evitar aglomeraciones. Lo que todos conocemos al día de hoy.

En un principio fue por 15 días. Lo que en mí produjo desesperación por querer volver a mi casa en Mendoza. Paulatinamente, todo se iba cancelando. Nada de lo planeado podría realizarse. Las presentaciones de mi obra en Alicante, Barcelona, Madrid, hasta en Italia, todo sería postergado. Sin imaginarme, que los vuelos de aerolíneas serían cancelados por el cierre de fronteras. Era lo último que quería escuchar.

Gráfica promocional

Una alegría habría causado tranquilizarme en algo. Unos días antes de declararse estado de alarma, mi libro ya se podía comprar en librerías y plataformas digitales. Todo un acontecimiento en mi carrera profesional. Alguna recompensa debía tener a tanta espera y dificultades. Tuve que hacerme cargo de la difusión y promoción de su publicación. No me ha sido fácil radicarme en Alicante, a pesar de mi insistencia, todo lo iniciado ha sufrido un desandar inesperado. Todo se paralizó en un instante.

Una pandemia nunca visualizada. Algo que llegó a cambiar el mundo. Nuestros hábitos y modalidades. Hasta la forma de sentir y pensar. No más abrazos, besos o algún otro contacto, que nos haga sentir que estamos vivos. Este aislamiento nos hará perder la sensibilidad hasta convertirnos en seres fríos y calculadores, donde ese “vil metal” tendrá su protagonismo, por el solo hecho de que nuestra vida estará dominada, por el concepto “sálvese quien pueda: en lo físico, en lo social y por sobre todo en lo económico”.

Uniforme covid

Mis días de confinamiento, transcurrieron de manera tranquila. Me había resignado. Nada podía hacer. Muy sola, mis conversaciones sólo eran por skype, videollamadas, messenger. Quien no recurrió a todos los medios y redes sociales para establecer contactos. Ni que los genios de estas tecnologías hubiesen previsto que esto pudiera suceder. Me limité a respetar el protocolo. Salir sólo para las necesidades básicas como ir al supermercado o algún trámite. En varias ocasiones un auto de policía me escoltó ida y vuelta al supermercado. Un riguroso control se implementó.

LA RUTINA

Mi actividad laboral la hice de manera on line, pero se redujo considerablemente. Lo que importaba era no caer en un estado depresivo. Me organicé el día. Durante las mañanas, limpieza y orden en mi departamento. Luego gym, bajé tres programas y me guiaba con ellos para realizar los ejercicios de abdominales, brazos y relajación. Dos veces a la semana salía a trotar por los pasillos del edificio en horas del almuerzo, cuando no había nadie. El subir y bajar pisos significó cansarme acortando horas del día.

Gym diario

No puedo quejarme. Mi cuarentena transcurrió en un pequeño departamento con una vista preciosa al mediterráneo. Me acompañaba en cada momento de soledad. Al perderse mi mirada en el horizonte, ese manto azul de agua, sentía que me transmitía toda su energía. Porque el mar es energía pura y de la buena.

El resto del día lo transitaba en absoluto silencio, frente a mi computadora, escribía, realizaba gráficas para mis auspicios. Llegué a comprar todo el equipo de youtuber para armar los videos para mi canal de you tube. El guión de los mismos estaban referidos a la calidad de vida, a los tips para cuidarse evitando los contagios del coronavirus. A las 8 de la noche me asomaba por la ventana a compartir el merecido aplauso a los trabajadores de la sanidad. Leí cerca de tres libros, practicaba inglés e italiano a la vez, con la esperanza de poder viajar a visitar a mi familia en Italia. Me esperaban en Pascua. Algo más que quedó pendiente.

Comprendí, que esto es vivir el día a día. No nos permite la posibilidad de proyectarnos. De un día para el otro, todo cambia, nada podrá ser como antes. Esa libertad de disponer de nuestro tiempo, de nuestro lugares. De circular por las calles sin ningún tipo de control. De los encuentros, salidas sin programar. A lo mejor pienso en cosas triviales sin pensar en los afectados, en los que se fueron sin decir adiós. En los que día a día la están luchando desde adentro hacia afuera. En los que aportan su profesionalismo para salvar vidas. Hay que pensar en tantas cosas, que todo abruma. Resta llenarnos de paciencia , sin perder la esencia de lo que somos y la esperanza de que todo volverá a la normalidad.

Un poco de sol, de vitamina D

Llegó un momento en que se necesita de la vitamina D. Necesitaba el sol, sentir su calor y su beneficios que nos renueva al sentirlo. En horas de la tarde bajaba a la puerta del edificio, en unas escaleras me sentaba a consumirlo. Mas de eso no podía avanzar, era lo reglamentario. De lo contrario corría el riesgo de ser delatada por los vecinos al verme, desde lo alto de sus pisos llamando a la policía. Tan incómoda y fastidiosa me sentía que deje de hacerlo.

Supermercados vacíos

El 28 de abril se anuncia el plan de desconfinamiento en España, que consistía en cuatro fases. Lo que permitió salir a realizar actividades en determinadas horas del día. La salida de los menores de 14 años marca el comienzo de la la llamada fase de desescalada. Por fin…salir a realizar actividades deportivas en determinadas horas del día fue lo mejor del post-confinamiento. A partir de las 20 horas salir a trotar fue un respiro. Liberar toxinas e incorporar endorfinas, cuando los días tibios anunciaban el esplendor del verano europeo.

Mi primera salida a trotar

Emprendiendo el regreso a casa…

CONTINUARA…!!!

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