ALICIA MOREAU de JUSTO LA PIONERA
Eligió la lucha y la pelea solidaria. Descartó la comodidad y el conformismo. Alicia Moreau de Justo: mujer bohemia, serena, firme, inteligente y sensible. Militante enérgica, independiente, comprometida. Sus ideales pueden compartirse, o no, pero nunca discutirse. Porque la dignidad y la conducta con la que ella combatió, forman parte primordial de la historia nacional. Fue médica, dirigente política, esposa del fundador del Partido Socialista, escritora y periodista.
Nació el 11 de octubre de 1885 en Londres, donde sus padres, Armando Moreau y María Denanpont, buscaron asilo. Todavía adolescente, llegó a la Argentina, cuya realidad y nacionalidad social adoptó de inmediato. En 1914, recibió el título de médica con diploma de honor, a pesar de que las mujeres no eran bien vistas en los claustros universitarios y formaban parte de una minoría insignificante. Fue durante su internado en el Hospital de Clínicas cuando comenzó a incursionar en la causa socialista.
Figura pública pero muy reservada en su intimidad 
Defensora de los derechos de la mujer
Su actividad política se inició en 1905, como delegada argentina presentó un trabajo sobre educación en el primer Congreso Internacional de Libre Pensamiento. En 1919, después de participar en los Estados Unidos en reuniones organizadas por el incipiente movimiento femenino por la paz, fundó la Unión Feminista Nacional.
En marzo de 1920, como presidenta del Comité Pro-sufragio Femenino, logró que más de 3.500 mujeres votaran en un simulacro de voto. Fue un antecedente para que, en 1951, sancionada la ley 13.010, terminara la exclusión cívica de la mujer. Publicó dos libros: “La mujer en la democracia” y “El feminismo en la revolución social“. En 1930, formó parte del Comité Ejecutivo del Partido Socialista. Fue secretaria General del Partido y presidió la Confederación Socialista Argentina.
Su gran amor, Juan Bautista Justo, ella lo admiraba desde que iba a verlo junto a su padre a los actos políticos. Vivieron un gran amor celosamente custodiado por el silencio. A pesar de que el partido estaba en contra de la unión se casaron, en 1924, cuando ella tenía 39 años y él 59. Justo falleció y Alicia quedó a cargo de los tres hijos. Fue un matrimonio feliz.
Alicia Moreau de Justo fue una formidable feminista, a su manera. “El feminismo no es algo ajeno a la realidad social. La mujer se libera junto al hombre y no en contra de él, y esa liberación es una forma de lucha contra la injusticia social. “La mujer debe tomar conciencia de que todo es un proceso y que al final vamos a lograr de que cada una haga lo que quiera, sin ataduras y sin complejos. Que no es lo mismo que hacer trabajos del hombre”. Peleó por modificar las leyes que limitaban el accionar de la mujer o que la colocaran en inferioridad de condiciones. “Una cosa es el reconocimiento a la mujer de sus derechos civiles y otra muy distinta es que ésta se olvide de su papel fundamental, el de madre.”
Ella siempre afirmó que la mujer debía priorizar la maternidad al trabajo, y antes que decirlo, lo ejerció. “Tener la responsabilidad de tener mis hijos me hizo comprender que tanto la maternidad como la paternidad tienen profundas consecuencias. Ni siquiera tenía una postura radical en relación al aborto. “Abortar no es una manifestación de libertad por parte de la mujer, sino una manifestación de necesidad médica”.
A lo largo de su vida siempre dio respuestas. Sin embargo, siempre hacía la misma pregunta ¿Qué interés tiene para la gente lo que yo diga, piense y haga? Lo dijo en sus años de esplendor cuando le sobraba vida. Lo repitió cuando, vieja y en el hospital, prefería no usar la silla de ruedas hasta que le quedara el último aliento “para tener los pies sobre la tierra”.
También le importaba a la militante energética y comprometida. “Lo que uno ha hecho es muy inferior a lo que no hubiera querido hacer, pero ¿quién es libre de hacer lo que desea?
Lic. Patricia Fragapane
Archivo Editorial Atlántida