Jesús De Diego, lleva el arte consigo en todo momento y lugar. Lo transfiere y comunica en su largo peregrinar por el mundo.
Se llama Jesús De Diego, es profesor de historia y geografía, con una intensa trayectoria en la docencia. Nació en Valladolid, una de las tantas ciudades de España que encierra antiquísimas historias. Y quien mejor que él para narrar los orígenes de semejante cultura.
Hoy se encuentra al acecho de una vida en plenitud y disfrute. El disfrute por el arte, su prioridad, la que pretende mostrar y enseñar. Aunque, necesita de sus apasionados viajes por los continentes, para nutrir su inspiración que luego plasma en una acuarela, o bien, un acrílico u óleo. La consigna es transmitir, expresar esos increíbles parajes que lo desconciertan en cada andar por territorios desconocidos.
Es un viernes. Una tarde de sol alicantino en plena estación estival, vamos a conocerlo. Llegando a su lugar en el mundo, el Gran Alacant, en una espléndida villa mediterránea, donde todo invita a que el arte aflore sin detenerse. Porque no sólo pinta, escribe, también.
En esta villa vive Jesús, lugar que eligió para seducir al mundo con sus pinturas. Ya alejado de la docencia, se manifiesta tranquilo y feliz de pasar el resto de sus días contemplando semejante naturaleza, a la que interpreta con colores turquesas, verdes, naturales propios del ámbito que lo rodea.
En esta amena conversación, confiesa que nació con este don, primero dibujar hasta que se animó a pintar en los años ochenta. Siempre delineó paisajes, figuras o retratos. Recuerda con fervor su primera exposición monográfica sobre Egipto, que le permitió vender sus primeros cuadros.
Hacer un recorrido por su obra tomaría tantas o más páginas de sus escritos, aún no publicados, una asignatura pendiente, afirma. El arte de Jesús, es alegre, el reflejo de un espíritu apacible que tan bien se lleva con el mediterráneo. Hoy su vida se hace con un pincel, reafirmando su presencia en la personalidad de sus tonalidades que impactan al pasar.
Urueña (premiado) 
Vista de la “Antigua”
En una obra de arte no todos ven lo mismo, pero en esencia es el mismo o parecido mensaje que nos motiva a seguir descubriéndola. Es lo que pretende Jesús De Diego, que lo descubran minuciosamente, en cada detalle, en cada pincelada. Cada trazo en su lienzo es un camino recorrido por él y una misiva para el que lo aprecia.
Toda su vida es historia y toda su pintura una geografía soñada de sitios alucinantes vividos y capturados con sus propios ojos. Con solo cuatro o cinco horas al día, la mayoría de los días puede llegar a compartir ese don con el que nos participa en su mundo tan especial.
Un mundo al que vamos a contemplar porque no solo pretende exponer , sino, enseñar sus obras al mundo. Su próxima meta a la que se proyecta con mucho entusiasmo. Es un renacer de sus mágicas pericias extraídas de distintos tapices por los que transite.
Fue un placer poder entrevistar a un realizador de sus sueños, a un profesional que no sólo transmite arte sino conocimientos de lo que ilustra y colorea.
Producción periodística: Patricia Fragapane Federiconi
Gentileza: Fotos de autor