Tuesday, 16 April, 2024

¿A QUE EDAD SE ES VIEJO…?


Una precisa reflexión de mi padre, Francisco, sobre la vejez. Podría decir que es un ensayo sobre esta etapa de la vida que tanto nos cuesta aceptar y a la vez transitar. El la interpreta como algo natural que debemos vivir con la mejor sonrisa.

Son muchos los escritos, a manera de ensayos literarios que ha dejado mi padre dentro de una carpeta, la cual tuve la dicha de encontrar y poseerla. Muchos de ellos se publicaron en diarios y revistas. Él mismo se encargaba de enviarlas. Uno de esos escritos fue premiado.

Su lenguaje muy peculiar, su abundante cultura sobre temas de la humanidad, y su especialidad, “el vino”, fueron los pilares para escribir con conocimiento sobre estos temas. El sabía de todo y mucho. Leía todo el tiempo. Lo recuerdo sentado en su escritorio frente a su máquina de escribir, hasta siento el sonido de las teclas…muy concentrado. Cuánto que escribe, lee e investiga, pensaba a menudo.

Hoy sus líneas colmadas de sabiduría y experiencia, salen a la luz, y es un orgullo para mí poder publicarlas y compartirlas.

Francisco Manuel Fragapane

En esta oportunidad, habla sobre la vejez. Dice así:

” La vida de un ser humano es un rompecabezas de vivencias, acciones, y un montón de cosas más. Pero la tercera edad, es traumática, si no nos concientizamos con serenidad y sabiduría. ¿Qué significa envejecer? Sabemos que es un proceso inexorable; que hay un cambio físico y psíquico en un etapa de balances y nuevas posibilidades. Recopilando una serie de opiniones, frases y otras expresiones, buscaremos el camino para envejecer bien. Es muy importante no perder la autoestima. Vivimos en una sociedad que constantemente nos bombardea con imágenes de cuerpos jóvenes y esbeltos, ritmos de vida acelerados y un mercado que no cesa de dar a luz, productos especialmente diseñados para jóvenes.

Se nos llama en la jerga común: viejos, ancianos, abuelos, veteranos y hasta jovatos. Palabras todas que navegan ambiguamente entre lo despectivo y lo cariñoso. La palabra abuelo, de uso frecuente en la vía pública, pretende ser un poquito más considerada, como así, también, la ambigua y dudosa tercera edad o clase pasiva, si se quiere. Tampoco resulta agradable la palabra <septuagenario>. Pero, ¿Cómo nombrar a las personas de edad avanzada de un modo que no nos resulte detonante u ofensivo?

Un comediante y poeta español, definía la ancianidad como <la edad alta de la vida>. Ahora, dejemos por un momento de lado los costados risueños del tema y tratemos de examinarlo con una pizca de solemnidad. Detengámonos en lo que llevamos dicho sobre la dificultad de darle a la vejez un nombre que goce de general aceptación. Tal vez, en esa dificultad se esconde la clave que revele el sentido profundo de la relación entre las generaciones. Porque, lo que resulta difícil de nombrar es siempre lo más entrañable, lo más querible, lo que nos toca de cerca el corazón.

No sólo es difícil encontrarle un nombre a la vejez. No hay certeza de saber a que edad se empieza a ser viejo. No se es viejo ni anciano; se es más viejo que fulano o menos viejo que mengano, o se es tan viejo como sultano. ¿Cuál sería el límite para ingresar a esa categoría? Aunque, hallamos envejecido, siempre el dolor parece recién nacido. Como dice María Elena Walsh, en una de sus canciones: “…cuando los años te cuenten por auroras y no por crepúsculos, también la vida, la risa y la alegría, pueden parecer recién nacidas…”.

El cariño a toda edad

Envejecer no es una fiesta, tampoco tiene que ser un espectáculo de terror. Los sentimientos son parte de la vida, sean positivos o negativos. Así, como pueden ahogar por completo los sentimientos negativos, menos aún, se pueden experimentar sentimientos positivos todo el tiempo. Ser positivos no es una abstracción, sino una suma de actitudes cotidianas que pueden mejorar la calidad de vida de uno y de quienes nos rodean.

Vivir el momento presente y dejar el pasado atrás, es un enfoque poderoso y práctico para mantenerse sanos a pesar del paso del tiempo y reducir el estrés. Soltar la tristeza y la desilusión. Todos deseamos llegar a viejo y todos negamos que hemos llegado. Nadie envejece meramente por número de años que ha cumplido; envejecemos cuando desertamos de nuestros ideales. Los años pueden arrugar la piel, pero cuando se renuncia al entusiasmo, le salen arrugas al alma. <Cumplís años o te morís>. Todo hombre tiene la edad de la mujer que ama. Tan pronto como se sienta demasiado viejo para hacer una cosa…¡hágala!

Come poco…bebe el doble…y ríe el triple y llegarás a viejo”. No es cuestión de cumplir años, sino de vivirlos. Vivir es un arte, no una ciencia. No siempre todo es tan fácil. Ocurren alteraciones psicológicas, a veces se ven agravadas por situaciones particulares, por las que pueden atravesar las personas. Nadie envejece porque quiere. Las preocupaciones, el temor, la falta de confianza, encojen el corazón y aniquilan el espíritu. Mientras recibas mensajes de optimismo, de belleza, de esperanza, alegría, valor y fuerza, tanto de los hombres como del infinito, seguirás siendo joven.

Disfrutar cada día

Cuando se llega a la tercera edad, lo que sigue es cosa del otro mundo. Luchemos como si fuéramos a vivir siempre. Vive hoy como si fueses a morir mañana. ¿Existe acaso un secreto para envejecer? No es fácil porque somos seres complejos. Mientras una parte de nuestro ser está dispuesta a morir…hay otra que nunca quisiera irse de este mundo. Se confesaba María Esther de Miguel, destacada escritora, con más de 70 años: <No me siento vieja. Si veo que tengo patas de gallo, arrugas y se me cae un poco la cara, igual sigo tratando de ser coqueta, de arreglarme. maquillarme y vestirme bien. Lo peor es no aceptar el paso del tiempo. ¿Cómo le vamos a tener miedo a lo que va a pasar, si de todos modos va a pasar?

Dijo la Santa Sede: < Con la dignidad del anciano, el avance de la ciencia y su misión en este mundo, hoy, es necesario, hablar de la cuarta edad>.

Billy Wilder, famoso guionista y director de cine, un alemán que emigró a los Estados Unidos, en la década del ’30. Fue mujeriego y buen amante y con sentido del humor, le pregunta un periodista al cumplir 90 años ¿Cómo le gustaría morir? <A los 104 años, completamente sano, asesinado de un tiro en la cabeza, por una esposa celosa, que me pesque infraganti, con una joven mujer>”.

Producción periodística: Patricia Fragapane Federiconi

Compilador: Francisco Manuel Fragapane

Fotos: M.E.V.

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