Una ciudad donde reina el orden, la pulcritud con destacada disciplina ciudadana. Situada en la orilla del lago Ceresio, rodeada de montañas dentro de la región suiza de Ticino, limitando con la frontera italiana.
Lugano, la ciudad del orden y extrema limpieza, al caminar por sus calles, no pude visualizar ni un papelito tirado al azar, y si eso sucede, inmediatamente debe ser recogido. La educación de sus ciudadanos es muy notoria, e inclusive en la contaminación acústica. Su silencio es asombroso.
Esta distinguida ciudad comparte una frontera con Italia. Esa mezcla con aire italiano la hace más encantadora, aún. Es conocida como la Monte Carlo de Suiza y también como la Lugano Mediterránea. El lago Ceresio, está acompañado de una vegetación agreste propia de las montañas pre alpinas. Para apreciar mejor su belleza, subí a la cima del Monte San Salvatore a 912 metros de altura. Una panorámica impactante capté con mi celular.
En Lugano todo lo que brilla es oro, no en vano es la tercera ciudad financiera más importante de Suiza. Al recorrerla su aroma capitalista se siente en sus callejuelas como Vía Gabbani y Vía Pessina, donde se exponen las marcas de joyas, relojes, hasta ropa y chocolates, lo más exclusivo del mundo.
Asimismo, ofrece una interesante propuesta cultural, al contemplar las obras del museo Masi y subir hasta la Catedral de San Lorenzo. Es mucho lo que se puede decir de Lugano, donde cada paso es un suspiro a la admiración.
Producción periodística: P.F.F.
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