Tuesday, 23 April, 2024

EL VIAJE MAS ETERNO DE TODOS LOS VIAJES Fin…!


Al llegar a Ezeiza, el cambio se produjo de manera contundente. Todo se complica en mi país. Falta de idoneidad, quizás?

Mi Argentina, tanto se te extraña desde afuera, y tanto te sufrimos desde adentro. Será porque los argentinos nos hemos acostumbrados a vivir en un torbellino de incoherencias, de políticas mal estructuradas, de dirigentes ineptos que salen de la nada para dirigir un país. Y nosotros los tontos que los votamos. Y aceptamos todo, sin reacción alguna.

Que necesidad de trasladarnos a Mendoza en un viaje de más de 60 horas, arriba de un micro sin poder bajar, con vidrios herméticos, sin la posibilidad de oxigenar el ambiente, ni desinfectar por tanto tiempo. Y como si fuera poco custodiados por patrulleros. <Me hicieron sentir una prisionera sin haber cometido ningún delito> Esto pasa sólo en mi país??? Decían que era para evitar represalias de la gente de los distintos pueblos. Recapacitando… Al pasar en caravanas y escoltados, nos ponían más en evidencia.

Así transcurrieron mis dos días y medio para llegar desde Buenos Aires a Mendoza. Ahora siento que España queda mucho más cerca, debido a que tardé 13 horas en cruzar el océano. Y no las 60 y tantas horas en llegar a mi provincia.

Ezeiza desolado

Eran las 4:00 horas de la madruga del día lunes 7 de septiembre cuando se escucha una dulce voz femenina, dándonos la bienvenida a la ciudad de Buenos Aires. Nuestro avión, procedente de Barajas, Madrid, pronto aterrizar en aeropuerto de Ezeiza. Destacando que el viaje fue muy sereno y con un aterrizaje impecable. Una vez pasados los controles, retiré mi abultado equipaje. Con anticipación me avisaron que mi vuelo de Ezeiza a Mendoza se había cancelado. Los vuelos de cabotaje no están habilitados en Argentina por la pandemia.

Muchas veces pregunté si me esperaban para mi traslado en bus a Mendoza. Nunca recibí una contestación ni para confirmar, ni para aclarar la situación. Al rato de estar parada en un sector, a la salida del aeropuerto, se acerca un joven preguntándome dónde me dirigía. Era el encargado de juntar los pasajeros procedentes del exterior para su traslado en bus a sus respectivas provincias. Nadie me lo informó, con anticipación. En definitiva, mi vuelo regular se convirtió en un vuelo de repatriados.

Ya un poco más tranquila, no tanto, sabía que regresaría a mi casa. Pero, cuando me dicen que el viaje sería de 40 horas, casi muero de la impotencia. Nos advirtieron de comprar bebidas, alimentos o lo que necesitáramos, porque no podríamos bajar del bus en todo el viaje. Creer o reventar, pensé…! Antes de la comida atiné a entrar a la farmacia del aeropuerto y equiparme con miorelajante o cualquier sedante que me permitiera dormir.

INCONCEBIBLE…!!!

EL VIAJE

Recién a las 9:00 del lunes 7 de septiembre, partimos hacia la ruta, escoltados por dos patrulleros delante del bus, el cual iba a 20 kilómetros por hora. En todo el viaje no se movió la aguja del velocímetro. Tremendo..! Inhumano… hasta para los propios choferes que se mostraban fastidiosos ante tanta burocracia. Un bus de dos pisos en el que viajábamos diez personas procedentes de EEUU y Europa, países de alto riesgo para ingresar a otro (mi país) que transita por el peor momento.

Horas de viaje sin ventilación natural

Elegí estar arriba en primer asiento para no marearme por el encierro. Por supuesto, todos separados y con el barbijo o mascarilla puesta. Fueron 78 horas con el cubrebocas sin poder retirarlo del rostro. Mis horas de meditación mientras viajaba me ayudaron a tener la templanza que se necesita para poder soportar una situación innecesaria.

Indignada, viendo en algunas ciudades o pueblos, gente circulando amontonados y sin barbijos, y nosotros aquí privados de todo…!!!

No obstante, ante la lentitud para avanzar, en cada provincia, en cada control, parábamos para proceder al cambio de guardia de la custodia. Lo cual significaba parar, esperar, e inclusive hacerle el aguante a otros autos que debían trasladarse de una ciudad a otra. Así circular en caravana con la misma guardia. ¡¡¡ De no creer!!!

¡¡¡Argentina te quiero como el primer mundo!!! ¿ Que hicieron de ti, mi Argentina???

Horas y horas, de no saber cómo estar sentados. Sólo nos parábamos para ir al aseo, o para estirar un poco las piernas. Muy aburridos, sin poder conversar con el compañero, por la distancia y por la mascarilla, que disminuye el audio. Usando el celular en los tramos que había internet, al menos en mi caso. Por más voluntad que uno aporte, es algo difícil de entender.

Custodia en todo el viaje

Transcurrieron las horas con el mismo protocolo a cumplir, en cada estación o lugar. El cansancio y la impaciencia eran una constante. Al llegar a la provincia de San Luis a 300 kilómetros de Mendoza, apreciamos de estar cercada por autos de policías en toda la extensión de sus límites con otras provincias. Nadie de afuera puede entrar.

¡¡¡En otros países esto nunca lo escuché. Nunca lo vi !!!

Entrando a mi provincia, muy próximo a la terminal ¡que alivio por Dios! Al bajar del bus nos llevaron con nuestros equipajes a un apartado de la estación, donde nos comunicaron que debíamos hacer 14 días de cuarentena en un hotel. El grito de todos ¡¡¡NOOOOO!!! La mayoría vivimos solos, porque razón nos quieren llevar a un hotel. Nos aclaran que es parte del protocolo implementado por el gobierno de la provincia. Muchos expresaron que en Buenos Aires esto no es así. ¿Habrá algún negocio detrás de todo esto? Todo puede ser en mi Argentina cuando la crisis es tan profunda con una pandemia de por medio.

Creo que para todos los que habitamos este planeta, el transitar por un período de pandemia, originado por el Covid-19, todo nos sorprende por ser algo nunca vivido. Pero también, pienso que ante una situación tan relevante se puede ser un poco más practico e inteligente para determinar restricciones. Los resultados de lo hecho evidencian que no ha sido muy efectivo.

¿Cuánto hace que Argentina está en cuarentena?

El país con la cuarentena más larga, anuncian los medios internacionales. Y todo lo que implica estar tanto tiempo sin actividad. Vengo de uno de los países más afectados de Europa, y sin embargo, la libertad para desplazarse, es más flexible. La decisión de cuidarse está en cada uno en particular. Sin dejar de respetar los lineamientos que impone el gobierno. Y vamos a seguir, si no tomamos conciencia de los recaudos a tomar. Está en nosotros detener el contagio. No parece acertado que el gobierno se apodere de nuestra vida encerrándonos por 14 días, sin presentar síntomas. O sugerir hacer testeos, un hisopado, un estudio previo. Se está evaluando que con siete días de cuarentena, es suficiente. No lo sé, pero considero conveniente estar en nuestro hogar.

Concientizar a la población del aislamiento de no exponerse, saliendo lo imprescindible, es mejor que un cautiverio en una pequeña habitación de un hotel.

En la estación de bus nos informan que iríamos a hotel, el cual debemos hacernos cargo del costo del mismo. ¡¡¡La gota que rebalsó el vaso!!! Los ánimos estaban muy caldeados por lo que dieron la posibilidad de enviar un mail a la organización en caso de no poder pagarlo. Tuvimos que esperar más de una hora hasta ser trasladados al hotel asignado. Yo elegí estar en uno más céntrico. Pedido que me lo concedieron sin ningún problema.

LA CUARENTENA

Esta palabra que no sólo la repetimos a diario desde hace siete meses, sino que lo estamos poniendo en práctica de forma permanente, me parece indicado conocer su origen.

¿De dónde proviene la palabra cuarentena?

Se empezó a usar en el sentido médico del término con el aislamiento de 40 días que se le hacía a las personas y bienes sospechosos de portar la peste bubónica durante la pandemia de peste negra en Venecia en el siglo XIV. Etimológicamente, la palabra cuarentena proviene de <quaranta giorni> en italiano que se traduce como “cuatro veces diez”. Es decir, el aislamiento de 40 días para evitar contagios durante la pandemia.

Catorce días sin producir…uf..!!!

Estamos acostumbrados que al llegar a un hotel, en la puerta nos está esperando el conserje, para llevar nuestras valijas a la habitación, mientras uno se registra. No fue así. Una vez más agradezco a mi compañero de viaje que muy amablemente, me auxilió con mi equipaje. Esto me hará recapacitar de no viajar tan cargada. No hay recepción. Detrás de un mostrador una asistente nos indicó las instrucciones a seguir en los 14 días. Nos preguntó sobre nuestra alimentación. Si veganos, vegetarianos o algo especial. Nos dieron la tarjeta, a cada uno, de su habitación.

Vista desde el hotel

Subí al séptimo piso habitación 704, sola, por supuesto. Me desplomé en la inmensa cama. De a poco me fui acomodando. En la primera hora de mi estadía recibí llamados y mensajes de toda mi gente. Una bonita habitación, con una preciosa vista a la cordillera. Frente a Plaza Italia con sus árboles tan frondosos, poco se puede apreciar la precordillera. Los días se presentan muy cálidos anticipando una primavera floreciente.

Mi primer semana fue de estar con los horarios cambiados. Levantándome al alba y acostándome muy temprano. Muy inquieta, sin saber que hacer. De la cama a la computadora, o a la ducha. Me ducho tres o cuatro veces al día para estar en actividad y así matar el tiempo. Vuelvo loca a mi hija con los pedidos, que me deja en conserjería. A la cual he visto desde un séptimo piso. Escribo, leo, veo películas. Hago gym, abdominales y glúteos y algo de brazos en la ventana. El espacio no permite para más. Veo las noticias y programas. No solo de la pandemia se habla en mi país. La economía que nos tiene a los sobresaltos. Cuarentena, super cepo cambiario, restricciones, inseguridad. No es mucho.!!!

En mi décimo día puedo decir que me encuentro bien de salud, sin presentar síntoma alguno. Con una ligera sensación de agobio por el encierro, como fobia, me ciega, no me deja pensar y tranquilizarme. Son ataques sorpresivos que debo controlar para que no me afecten, en lo posible. Sufro de claustrofobia y esto no me hace bien. El confinamiento nos previene por un lado. Por otro lado, en lo psicológico afecta bastante.

Tratando de sobrellevarla

Por suerte, nada a acontecido en el hotel desde que llegamos. Espero que todo siga igual. Somos afortunados, por el momento, de poder transitar esta condición en la que nos encontramos de manera estable y segura.

Llegué el 7 de septiembre al país y recién el 22 podré ver a mi hija, familia y afectos después de un año de estar afuera…! Siempre y cuando me lo permitan, estimando que el reencuentro no podrá ser con fuertes abrazos.

No importa…ya estamos juntos otra vez..!!!

Patricia Fragapane Federiconi

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